
Adormitada sobre mis propias huellas
Recurro al insólito solsticio de los pretéritos conjuros…
No puedo creer
Que me alimente una estacionaria y pespuntada sensación de ligadura al universo,
Siempre creí que viviría acompañada de fantasmas y tramados abandonos,
Pero,
Uno nunca puede confiar en uno mismo…
Al cavo del amor
¡Zas!
Uno cambia,
Se vacía
Y queda solo con su personalidad en “función”: desechable cada 24 horas.
Neiffe Peña
Del libro: Construcciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario