sábado, 9 de junio de 2007


Se me abre la puerta de este México
Puerta de aldabas, laqueada y añeja,
Asoleada, pudorosa y ancestral,
Olorosa a madera,
De viento seco y pan de hojaldre.
Prendido el comal (brasa fulgurante y callejera)
Luna roja y espesa,
Rostro cobrizo, aclinejado,
Ofreciéndome un queso fresco anidado en hojas de plátano verde…
México y sus plazas,
Con los atrapa sueños sosteniendo la tarde
Los sombreros que caminan,
Los tejidos que se levantan,
Las piñatas que son el techo del mercado,
La derecha fruta que se derrite en mi boca
Igual que la nieve con pistachos
Y esas Jacaranas gloriosas
Completamente moradas y virtuosas
Haciendo juego con las ventanas llenas de flores
Arrebatando a la iglesia su protagonismo
Llena de velas encendidas y de multitud arrodillada.

¿Cómo explico este amor que me nace de mi imaginación, de mis creencias
De mi madre india-blanca, de mi tía india-negra?

México-México-México
Madrastra generosa de todos los Latinoamericanos
Prefiero pensarte Abuela
Y volver a tu regazo,
A tus mañas pueblerinas,
A tus pulpitos,
A tus héroes por mis medallas…

Aquí soy tu niña chiquita,
La que se asoma en tus esquinas y se siente tuya y consentida,
Protegida de las sombras.

México, enséñame tu lengua ancestral,
Enséñame los matices del chile,
Dame un atolito de estrellas,
No me niegues nada,
Mira que mi canto anda desnudo
Subiéndose a tu güipil.


Neiffe Peña
Del libro: Geografía Sacra de las Ciudades Poemarias
Mx Mayo 2005

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