viernes, 23 de mayo de 2008






Yo se que mis palabras ya no son cascabeles que te alegran, nunca fueron especiales, repetidas como fotocopias de fonemas aturdidos, te cansaban gravemente mientras ellas se colgaban de mi angustia fantasmal, ahora apenas alcanzan a ser un “diario”, un parte que por la noche desfilan sin color en la cotidiana consumación de la labor inflingida.
Mi palabra y la tuya nunca salieron juntas a un parque, ni se bañaron juntas en el mar, como dos cúmulos de “solas” anduvieron en nuestras cabezas sin salir a almorzar o a cenar, incluso yo las vi cruzar tus ojos como peces que viven en tu mirada…nadando veloces, in entendibles, escurridizas.
Mi palabra tiene su habitación en la poesía, pero tu no visitas mi poesía, se te hace circular, es mas divertida la política, porque la política persigue culpables, juega, como en el béisbol, una posición complicada y eterna, en cambio la poesía es una niña tímida que se jala los cabellos porque infinitamente tiene que vivir con sus defectos, o también puede ser una mujer en celo que se abre a quemarropa para masturbarse con estrellas y un pedazo de la oscura cobija de la noche, incluso puede ser una mujer innombrable, como la de Silvio, con una pamela y el rostro de continente. En fin, solo quería decirte que aunque mi palabra viaje sola y no la entiendas ella siempre te lamió los pies y te pidió cariño…hoy mi palabra es un perro que se fue a caminar y no regresa, tal vez encuentre hogar o no, ¿quién sabe?, tal vez haya alguien que le quiera acariciar el lomo ya viejo y cansado o simplemente nunca mas pare, se vaya a recorrer este mundo en infinidad de paisajes, se vuelva flor, esqueleto, río. Ya mi palabra se aburrió de verte detrás de una pantalla, apoltronada en un solitario eterno, contando monedas en la soledad de tu avaricia, repartiendo mendrugos para recibir abrazos, robando afectos por la imposibilidad de construir un verbo caminante. Mi palabra quiere aire, quiere sol, quiere vivir en el mar, ser un delfín oscuro y grande que salta por el agua llevando un canto en sus fonemas sin ver nada más que el horizonte azul oscuro…mi palabra ya no quiere vivir a tus pies, quiere tener paso propio. Mi palabra se quiere ir, mi palabra se fue…se fue
Neiffe Peña
Ciudad de Mexico 2004

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