miércoles, 2 de julio de 2008

IX




Mis ojos enclavados en el vasto planeta de tu rostro
paisaje de tu boca que contiene un hervidero de soles esplendidos,
selva inclemente de soledades húmedas
marina concha derretida en la vulva de una flor indómita…

Tomo ese pequeño hoyuelo que va volando de tu mejilla a mi mano
¡como si nada lo detuviese!
no hay espacio para tu gusto y mi canto.

en las colinas de tu pensamiento
voy soñando
ese “día a día”,
geométrica forma de conquistarte.

No importa en que vida sea
y de que manera

esa sonrisa tuya es un asteroide que me persigue
apresando mis pasos en la nada del tiempo.

La felicidad se conjuga cuando te siento
todo desaparece,
solo quedas tu
y esta sensación de pertenecerte en mi individuación,
en mi cosmos,
en mi totalidad.

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