jueves, 11 de agosto de 2011

Pérdida




Tengo miedo de mis pasos bifurcados hacia caminos delineados en estratos de sombras anchas, tengo miedo de olvidar el idioma de los pájaros, de quedarme sin ríos en mi corazón de granada, tengo miedo de olvidar el perfume de la mesa de tocador de mi madre, su motita salmón de hilos desordenados , su talco con olor a lavanda y su pinta labios suave como su risa de señora contenta…tengo miedo de dejar de escuchar a mi padre cantarme tangos en medio de una carretera oscura y caliente , pero más miedo me da presentir que el sol de mi infancia se vaya a algún lugar extraño que no conozco, fuera de mis venas. Me aterra olvidar la luna reflejada en aquella Ceiba que traspasaba la esquina de mis juegos, los papagayos mutilados en el cableado de la luz junto a zapatos de goma huérfanos. He luchado tanto para no desprenderme de mi pueblo, he viajo para borrar esas fronteras que están selladas en mi pasaporte, he tragado grueso para no callar para siempre, he jugado a escuchar entre las paredes de la distancia la voz de mis amigos, el crepitar de la tarde, el vuelo de una cigarra ciega. Tengo los bolsillos llenos de aguas marinas, de espejismos reflejando casas blancas, de sal, de arena azul. Mi corazón se quedo en las hojas de mi patria batidas al viento de la guerra. Me duele olvidar, no quiero sacar esos pañuelos blancos llenos de despedidas para siempre… yo soy de allí, tengo los atardeceres grabados en mis ojos, el color del cielo abierto amamanta mis pupilas aun, la música de mi corazón va fundida con la tierra que vio mis primeros pasos…no soy de estar sola, no soy de vivir sin cantos.
Es difícil conjugar este cumulo de estrellas que explotan en mi cabeza como meteoritos salvajes, caos enorme que dibuja una metamorfosis y me exige defina el camino de mi alma, pero tengo miedo, aquí en mi cajita secreta llevo mis afectos y dulcemente, día a día, abro la cajita y les hablo, los acaricio y extraigo de allí mi amor iluminado…si boto mi cajita, si la dejo olvidada ¿cómo voy amar? ¿desde dónde? ¿hacia qué? tengo miedo de perder ese corazón que se repone diariamente y andar por ahí, como tanta gente descorazonada, sin brillo, sin sueños, sin esperanzas, no quiero, me resisto a ser un ser de sombras, me resisto a no tener hogar, me resisto a no tener familia, me resisto a no tener amigos, me resisto a no tener amor, me resisto a no tener patria, me resisto a vivir desprendida, sin poemas en la boca, sin sonidos en mis zapatos, sin luceros en mi cabellos rebeldes, sin esa forma de querer de los valientes. Esta herida que llevo, lo decreto, no es de muerte…esta herida quiero que sea de vida y quiero que sea de amor apasionado, tal vez equivocado, tal vez trasgresor, pero nunca mutilado, nunca desolado, nunca aniquilador. Me reconstruiré, como siempre lo hago porque no quiero olvidar, mi mundo está en mi memoria, mi olvido solo lo quiero en mis sombras. Mi fantasía diseña mis espacios internos, mi infancia es la plataforma de donde despegan hermosos petardos y mi realidad es bella, amorosa, impecable, generosa, dadivosa y espectacular, no quiero menos para mí, no quiero menos…

1 comentario:

Ana dijo...

Que de recuerdos me has traído con estas líneas!! La memoria emotiva y apasionada es lo que nos mantiene andando entre tanta espina, entre tanta noche; siempre ese rayo de luz nos saldrá al paso para inundarlo todo de colores...